Porque el cine es magia y sigue siendo la mejor forma de ver una película, el participar no tiene costo extra, solo tendrán que comprar sus entradas, y a la salida si hay cuorum, vamos a cenar y charlar sobre la película y otros temas. Eso sí, sugiero evitar temas de política, religión y fútbol. Dejo mi mail para consultas y avisos de asistencia: elsa.argentina@gmail.com Saludos !

Martes 23-08-2022: DOLCE FINA GIORNATA ¡¡ SALIDA CANCELADA !!

 ¡¡  SALIDA CANCELADA !! 

LUGAR: CINE COSMOS - Av. Corrientes 2046 - CABA

FUNCIÓN: lunes y martes CINE COSMOS CERRADO !! 

ENCUENTRO: a las 20:45 en el hall/boletería del cine Cosmos

ENTRADA GENERAL: 200 pesos / 
Jubilados/as, estudiantes y comunidad UBA: 140 pesos




Película: DOLCE FINA GIORNATA

Género: Drama/Terrorismo/ Familia/ Religión
País: Polonia
Año: 2019
Premios: Festival de Sundance: Premio Especial Jurado (Janda) - 2019
Duración: 92 min

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=Z6nAwlEE1X4

Sinopsis: La ganadora del Premio Nobel, Maria Linde (Krystyna Janda), una mujer judeo-polaca de espíritu libre que vive junto a su familia en la Toscana, mantiene un affaire secreto con un joven egipcio dueño de un hotel de la playa cercana. Cuando un suceso atroz sacude los cimientos de la vida de ambos, Marie se propone resistir ante la histeria que se ha generado a su alrededor. Decidida a cambiar las cosas, y aprovechando que recibe un premio local, Marie pronuncia un discurso que crea una auténtico caos a nivel personal y social para el que no estaba preparada.

Dirección: Jacek Borcuch
Guión: Jacek Borcuch
Música: Daniel Bloom
Fotografía: Michal Dymek
Reparto: Krystyna Janda, Antonio Catania, Lorenzo de Moor, Robin Renucci, Kasia Smutniak, Vincent Riotta, Mila Borcuch, Wiktor Benicki
Productora: Coproducción Polonia-Italia; No Sugar Films, Motion Group Pictures, Polski Instytut Sztuki Filmowej


Opinión: MUY BUENA !





4 comentarios:

  1. CINE COSMOS Emblema del cine porteño
    El Cine Cosmos-UBA es una sala emblemática dentro de la cultura cinematográfica porteña. Nacido con el nombre de Cine Cataluña, se hizo famoso en los años '60 —ya como Cine Cosmos 70— por la proyección de cine alternativo de origen soviético, transformándose en un reducto de vanguardia cultural. Fue comprado por la Universidad de Buenos Aires y reabierto en noviembre de 2010.
    La adquisición del complejo Cosmos es un aporte de la Universidad de Buenos Aires a su comunidad universitaria y a la cultura cinematográfica de la ciudad, ofreciendo a la sociedad en general una oferta histórica de cine alternativo.
    Desde su reapertura, se han establecido vínculos con festivales, muestras, organizaciones sociales e instituciones del Estado y Embajadas, con el fin de ofrecer productos que den cuenta del arte cinematográfico contemporáneo como así también de las culturas de las que proviene.
    El complejo cinematográfico cuenta con una sala principal de 160 localidades y una microsala de 30. Fue reacondicionado, puesto en valor, reequipado y reabierto por la Universidad de Buenos Aires.
    Funciona de miércoles a domingo. Cada semana la programación se actualiza y apunta a la formación de nuevas generaciones de espectadores cinematográficos a través de la difusión, por medio de estrenos y reposiciones, de películas nacionales y extranjeras, de ficción y documentales, que aspiren a establecer nuevas modalidades de realización.
    El Cine Cosmos UBA depende de la Secretaría de Relaciones Institucionales, Cultura y Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.

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  2. OPINIÓN de PAULA VÁZQUEZ PRIETO: Maria Linde (Krystyna Janda) es una poeta oriunda de Varsovia, emigrada a la Toscana durante la ley marcial en Polonia, allá por los años del Muro de Berlín. El tiempo ha pasado y su vida en las cercanías de Volterra le ha traído los mejores recuerdos, además de un marido, una hija y dos nietos, y también un premio Nobel. En su madurez, Maria Linde es la celebridad intelectual del pueblo, sus cumpleaños convocan a poetas que discuten la polémica figura de Ezra Pound, a un reportero indiscreto de Le Monde y al comisario del lugar, todos en algarabía durante la madrugada, sin diferencias, enojos ni recelos. Pero la mente libre de Maria, aún con su aire de tesoro local y su defensa de sus orígenes inmigrantes, es incómoda en una Europa que no quiere escuchar en público sus propios miedos, y menos pensar en los actos terroristas como un llamado de atención a la hipocresía que hace tiempo se ha instalado en los discursos oficiales.
    Aún en el paisaje idílico de la Toscana, Dolce Fine Giornata comienza con las sombrías imágenes de un grupo de migrantes en una barcaza. Luego, las noticias de una fuga de un campo de refugiados en Lampedusa alertan a las autoridades regionales, y Nazeer (Lorenzo de Moor), el amante egipcio de Maria, emigrado desde hace tiempo de su país de origen y dueño de una taberna frente al mar, recibe suspicaces miradas de reojo. Esa Europa soñada, que quizás resultó un refugio para Maria en su juventud, hija de sobrevivientes del Holocausto, crítica de la represión polaca en los años del Sindicato Solidaridad, hoy se delinea como un escenario en permanente conflicto. No en vano su hija le insiste para emprender nuevas inversiones y resistir esa ligazón con la ciudad que largo tiempo le dio cobijo. Pero el pensamiento y la poesía de María han nacido libres, y su irreverente presencia, más allá de mandatos morales y compromisos sociales, quizás resulta demasiado para los tiempos que corren.
    El polaco Jarcek Borcuch explora en la figura de su personaje, una artista en el crepúsculo de su carrera, consagrada pero todavía sometida a los interrogantes de su condición pública, el estado actual de una Europa en zozobra, pero sobre todo el rol de una intelectualidad que parece haber perdido protagonismo frente a otras voces. Compleja e impredecible, quizás con algún exceso en los planos paisajísticos, la película esquiva varios lugares comunes y resoluciones fáciles para sus dilemas, atajos que la propia Maria nunca se propone. Krystyna Janda, legendaria protagonista del cine de Kieslowski, habita con honestidad los pequeños caprichos y egoísmos de su personaje, la progresiva consciencia de que en esos gestos se definen las grandes cosas.
    Aún en una encrucijada constante, y sin justificar sus propios permisos y cierta soberbia, Maria Linde nos revela un mundo no demasiado fácil para el ejercicio del pensamiento. El miedo al otro parece ser la moneda de cambio perfecto, incluso en ese pueblo donde todos parecían bienvenidos.

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  3. OPINIÓN de HORACIO BERNARDES ---->"Dolce fine giornata": la jaula de la intolerancia..
    “¿Quién ocuparía la jaula ahora?”, se pregunta un escultor a instancias de Ezra Pound, el poeta estadounidense que a la caída del fascismo fue objeto de escarnio por su abierta exaltación del régimen caído. “El alba anuncia que ya nunca más podrás vivir el día que pasó”, recita a su turno el amante de Maria, poeta polaca que 40 años atrás adoptó las bellas colinas toscanas como segunda patria, cuando en su país se impuso la ley marcial. Entre el vivir cada día como si fuera el último y la figurada jaula de la intolerancia tendrá lugar la vida de Maria, atrapada en la histeria antiárabe de la Europa actual y, tal vez, la condena social del adulterio, en un país de raíces tan católicas como Italia. Es allí donde el título original, traducible como “dulce fin del día”, revela toda su carga de amarga ironía, en tanto lo que se cierne sobre la protagonista es una noche oscura.
    El comienzo encuentra a la escritora polaca Maria Linde (la reaparecida Krystyna Janda) en el pináculo: es feliz en el pueblito de pescadores donde vive, tiene con ella a su marido, su hija y sus nietos, celebra su cumpleaños… y acaba de ganar el Premio Nobel. Hasta el comisario fuma porro y festeja esa noche junto a Maria y sus invitados, con la dueña de casa majestuosamente tendida sobre un sillón y la hija fumando con ella. En ese momento, el representante de la policía aparece como una caricatura, alarmado con la noticia de que un grupo de inmigrantes sin papeles se desplaza desde la isla de Lampedusa hacia allí. Pero la cosa comienza a enturbiarse cuando el nieto de Maria desaparece y la investigación policial apunta sobre el amante de su abuela, de origen copto. Habrá un atentado y como consecuencia de ello Maria hará un discurso incendiario ante los miembros de la Academia. En la plaza seca de Volterra la jaula alegórica empieza a abrirse, en busca de quien la ocupe.
    Filmada con elegancia y actuada por Krystyna Janda con la autoridad de una veterana que lleva muy bien sus años (y que sigue fumando tanto, y tan nerviosamente como en tiempos de El hombre de mármol y El hombre de hierro), la película dirigida y coescrita por Jacek Borchuk tiene un andar tan fluido como el descapotable blanco que Maria conduce relajadamente por las rutas toscanas. Pero se traba en un par de detalles esenciales. El primero es la desaparición del nieto de Maria, que se va una tarde y es hallado a la madrugada: nunca se sabrá el porqué, abriendo en medio de la narración un bache de tamaño considerable. El segundo, crucial, es el discurso que da la protagonista ante la Academia sueca, donde califica un cruel atentado con bombas en el centro de Roma como “una obra de arte”, achacándole el origen del siniestro a la vieja Europa. ¿Puede un atentado ser una obra de arte? De la respuesta a este enigma depende la credibilidad entera de Dolce fine giornata.
    CALIFICACIÓN: 6 PUNTOS

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  4. OPINIÓN de PATRICIO FERRO: La historia se centra en Maria Linde (Janda), una prestigiosa escritora ganadora del Premio Nobel, que vive junto a su marido Antonio (Catania), su hija Anna (Smutniak) y sus dos nietos en La Toscana. Pero su vida cambia luego de que pronuncie un polémico discurso a favor de la inmigración días después de que ocurra un atentado terrorista en Roma.
    En primer lugar vale la pena destacar el buen uso del fuera de campo, ya que al igual que en Sol ardiente de Nikita Mikhalkov, se nos muestra como la idílica vida rural de esta familia se ve afectada por lo que ocurre afuera. Motivo por el cual se deja la pantalla en negro en el momento en que se escucha el acto terrorista, cuya explicación se oye en los medios, y Antonio le muestra a Maria el pilón de cartas, a favor y en contra, que recibió en respuesta a su discurso.
    Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Michal Dymek, que con iluminación excesiva y sus tonos cálidos refuerza la idea de refugio ideal en el que viven sus personajes. Así como también la fluidez narrativa que le ofrece tanto el uso de la cámara en mano como sus complejos planos secuencia de larga duración.
    En conclusión, Dolce fine giornata es una película que muestra claramente cómo funciona la cultura de la cancelación imperante en la actualidad, y las consecuencias tanto en los principales afectados como en su entorno íntimo. Dándole al espectador la posibilidad de sacar sus propias conclusiones al respecto, ya que es él quien completa todo aquello que queda fuera de campo.
    PUNTAJE: 6

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