Porque el cine es magia y sigue siendo la mejor forma de ver una película, el participar no tiene costo extra, solo tendrán que comprar sus entradas, y a la salida si hay cuorum, vamos a cenar y charlar sobre la película y otros temas. Eso sí, sugiero evitar temas de política, religión y fútbol. Dejo mi mail para consultas y avisos de asistencia: elsa.argentina@gmail.com Saludos !

MIÉRCOLES 7 de Octubre: " HOMBRE IRRACIONAL "...en Belgrano !


Película propuesta para el próximo día MIÉRCOLES 07/10/2015
¡ Esperamos tus comentarios !
Haz click en la foto para ampliar los detalles y ver el tráiler oficial de la película


"HOMBRE IRRACIONAL"


DRAMA, 94 min., ORÍGEN: EE.UU (2015), CALIFICACIÓN: BUENA

CINE: Artemultiplex - Av. Cabildo 2829 - Barrio de Belgrano

FUNCIÓN: 20.00 hs.

HORA/PUNTO de ENCUENTRO: Desde 19.30 en el Café del hall del cine, para armar los 2 x 1 !

ENTRADA 2X1: TRAÉ TUS TARJETAS DE PROMOCIONES: LA NACIÓN o CÓDIGO CUPONSTAR enviando el nombre del cine al 70709

Los espero !


En el postcine si hay quorum podemos ir a cenar por la zona ( Actividad Opcional )





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Woody Allen: buscando un motivo para sobrevivir. Crítica por Laura Natale.

Woody Allen suele hacer variaciones sobre su obra. Sus personajes, situaciones y universos constantemente se están repitiendo y, aun así, tiene la capacidad de, la mayoría de las veces, decir algo nuevo sobre esos conocidos paisajes emocionales y argumentales. Hoy se estrena “Hombre irracional”, la película número 45 del director que en diciembre cumplirá 80 años y que viene filmando una por año desde 1982. Aquí el cineasta reunió a Joaquin Phoenix (por primera vez protagonista de una de sus películas) con Emma Stone (su actual musa, este es su segundo trabajo seguido tras “Magia a la luz de la luna”).

Plagada de referencias intelectuales (desde Heidegger hasta Dostoievsky, pasando por Kant, Freud y la dupla Sartre-De Beauvoir), “Hombre irracional” tiene como perfecto antihéroe a Abe Lucas (Phoenix), un profesor de filosofía alcohólico, traumado, depresivo y en plena crisis creativa que llega a una universidad de Rhode Island, donde no tardará en despertar un interés cercano a la obsesión por parte de una de sus alumnas (Stone) y de una colega casada (Parker Posey).

La película arranca como una previsible comedia de enredos amorosos, pero da una decisiva vuelta de tuerca cuando trabaja sobre una de las cuestiones favoritas de Allen: el crimen perfecto. Una conversación oída accidentalmente en un restaurante da un sorprendente giro a su vida que le devuelve las ganas de vivir y le da un objetivo por el que luchar. “Creo que hay momentos decisivos en la vida cuando te das cuenta de que las cosas pueden cambiar si tomas una decisión u otra”, contó Woody Allen en una conferencia de prensa.

La gente necesita algo en lo que creer y vivir para ello”, sostuvo el cineasta que recordó que había leído en algún sitio que en los campos de concentración nazis, los que mejor superaron las atrocidades fueron los “comunistas porque creían en algo fanáticamente”. “Esto también se aplica a las religiones”, agregó. “Mi conclusión es que la única forma de sobrevivir es distraerte... Hago películas para distraerme, es una fantástica distracción”, admitió el director.

Tal vez para muchos pueda parecer que en “Hombre irracional” Woody Allen se repite y que no alcanza el nivel de otros films recientes (“Matchpoint”, “Media noche en París”, “Blue Jazmine”), y probablemente tengan algo de razón, pero de todas formas ya ver una película de Woody no es simplemente ir a cine, sino que es como ir a visitar a un amigo, hablar de los temas de siempre, reír con sus viejos chistes y disfrutar de su agradable y estimulante compañía.

Y “Hombre irracional” es una “Woody Allen auténtica” !!!
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Un Allen vital por Mex Faliero

A esta altura de su extensísima carrera, donde además de realizador es el guionista de sus películas y eso lo lleva a una búsqueda constante del genio que no siempre se convoca a la cita, y por si esto fuera poco con su poco aconsejable práctica de una película por año, las buenas obras de Woody Allen son cada vez más espaciadas o escasas. Desde fines de los 90’s al presente ha hilvanado una serie de películas discretas, algunas buenas, pero raramente ha logrado la genialidad de otrora. Uno de los detalles más curiosos es que, habiendo sido un hombre de comedia, innovador en un estilo claramente reconocible como propio, Allen perdió el toque especialmente en ese género y sus comedias de la última década y media están entre lo más flojo de su producción reciente. No ocurre lo mismo, y la suerte es más dispar cuando se acerca al drama, como en la excelente Blue Jasmine. Hombre irracional es un drama y es, también, la vuelta del mejor Allen. O el mejor Allen posible en esta etapa de su vida.

Hombre irracional, por el transitar sobre un tema recurrente en la filmografía de Allen como es el crimen, es otra de esas películas suyas, como Match point, que todos se empecinan en comparar con Crímenes y Castigos, tal vez su mejor película en referencia a esta temática. Pero hay que decir que ya en Robó, huyó y lo pescaron o La última noche de Boris Grushenko estaba presente este asunto, donde la amoralidad del planteo se choca necesariamente con la moralidad de Allen: porque las películas del director merodean la idea del crimen pero terminan seducidos más por el castigo, exterior o interior a través de la culpa del protagonista. Hay que decir que a diferencia de Match point o El sueño de Cassandra (sus viajes al policial moralista más explícitos), lo que eleva a Hombre Irracional es que aquí se respira un aire de comedia constante, sardónica pero comedia al fin, y donde las presencias picantes de Emma Stone y Joaquin Phoenix le restan gravedad y le suman mordacidad al asunto. Me quiero detener un instante en los ojos de Emma Stone, que son ojos hechos deliberadamente para la comedia: son gigantes, y chispeantes e intrigantes, y hablan por el resto del cuerpo de la actriz, un cuerpo que es también puro nervio y tensión cómica, como el de alguna otra grande (y pelirroja) llamada Katherine Hepburne.

Y hay otro detalle no menor en Hombre Irracional, y que es un elemento fundamental para que el cine de Allen funcione: el personaje de Joaquin Phoenix, ese profesor de filosofía atormentado y autodestructivo y sobre el que pende una mitología particular, es un personaje interesantísimo, plagado de misterios y giros totalmente arbitrarios. Que en la ancianidad Allen construya una personalidad de tal fuerza y vitalidad, es un rasgo destacable: porque no es un personaje manejable, porque su irracionalidad conduce al relato y lo lleva por terrenos de inestabilidad que imaginamos son complejos de abordar para un realizador con total control de su obra como el neoyorquino. Por eso la película se resiente un poco cuando las citas a Dostoyevski o Hannah Arendt se hacen demasiado obvias, más allá de los diálogos que están obligados a transitar los personajes por el marco universitario en el que se mueven. Hombre Irracional es mucho más interesante cuando fluye y el espíritu de aquello que Allen invoca como referencia se apodera del relato: en la sucesión de ideas sobre el control o no que tenemos sobre nuestra vida, sobre lo azaroso, sobre la vacuidad de la mirada filosófica o ideológica en contraposición al mundo de la acción y la autodeterminación, sobre el mal y su banalidad constitutiva, o sobre la justicia como un espacio donde lo moral y lo inmoral representan límites no siempre acordes, está la fuerza de la última película de Allen. Ese comediógrafo que sabe ponerse serio, y que obtiene sus mejores resultados cuando el balance entre esas dos posturas es el justo y necesario.

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Viernes 2 de Octubre: " TRUMAN "...en Belgrano !


Película propuesta para el próximo día VIERNES 02/10/2015
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"TRUMAN"


COMEDIA DRAMÁTICA , 109 min., ORÍGEN: Argentina-España(2015), CALIFICACIÓN: BUENA

CINE: CINEMACITY GENERAL PAZ - Av. Cabildo 2702 - Barrio de Belgrano

FUNCIÓN: 20.50 hs.

HORA/PUNTO de ENCUENTRO: Desde 19.30 a 20.20 hs. en el Café EROS de Av. Cabildo 2700, mesas del fondo, para armar los 2 x 1 !

ENTRADA 2X1: TRAÉ TUS TARJETAS DE PROMOCIONES: LA NACIÓN o CÓDIGO CUPONSTAR enviando el nombre del cine al 70709

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La gente se despide como puede Por Rodrigo Seijas

Mi viejo empezó a sentir una especie de calambre permanente a fines de mayo del 2011. Ya a principios de junio le detectaron un cáncer de pulmón con metástasis en el cerebro. El 25 de julio falleció. En el medio, un poco con plena consciencia y otro poco de forma prácticamente inconsciente, trató de cerrar sus cuentas pendientes: se juntó con amigos a los que hacía rato largo no veía; intentó acomodar los respectivos vínculos con sus hijos; buscó en la medida de lo posible preparar a su madre para lo que venía. Algunas cosas le salieron mejor que otras, determinados procesos los completó y otros no, tomó algunas decisiones pensando en los demás y otras sólo en sí mismo. Su cuerpo sólo acompañó un tiempo corto, pero en el momento final le concedió en cierta forma lo que deseaba: murió durmiendo, sin haber sufrido un gran dolor. Se despidió de a poco, con algunos gestos y frases donde se percibía que intuía lo que se le estaba acercando rápidamente, pero sin acciones altisonantes, dependiendo en buena medida de los demás, porque nunca la despedida se hace en solitario. Era un gran tipo, repleto tanto de virtudes como defectos, y trató de sostener cierta coherencia hasta el final. Recorrió el camino como pudo, como la gran mayoría seguramente debe hacerlo.

Truman, la nueva reunión entre el director Cesc Gay y Ricardo Darín, trata un poco de eso, de gente tratando de construir una despedida desde diferentes posiciones: tenemos a Julián (Darín), un actor que después de luchar durante largo tiempo contra un cáncer, ha decidido dejar de lado su tratamiento, esperando que su muerte sea lo menos dolorosa y extensa posible. De sorpresa se le aparece su mejor amigo, Tomás (Javier Cámara), y lo que vendrán serán cuatro días en los que se buscará ir cerrando diversos asuntos, mientras Julián intenta solucionar su preocupación más urgente y grave: encontrarle un hogar a Truman, su perro, que se ha ido convirtiendo en su segundo hijo. Hay toda una serie de decisiones que tomar para los personajes, y el film las acompaña, jugando con los lugares comunes, pero también eludiéndolos, en un doble accionar que puede parecer contradictorio pero es en verdad coherente con lo que pide el relato. Ahí no deja de ser llamativo cómo determinadas acciones o elecciones son realizadas fuera de campo, en un antes o después de esos cuatro días que el realizador elige recortar.

En lo anteriormente señalado hay un fuerte posicionamiento ético y moral de Gay. Al igual que en Ficción, el cineasta trabaja las emociones desde lo que no se dice, lo que no se termina de expresar, lo que queda afuera, resaltando de este modo precisamente lo que sí termina haciendo su aparición desde la palabra o el gesto. Incluso se permite problematizar determinadas instancias de reconocimiento mutuo -hay un diálogo donde Julián y Tomás se dicen qué aprendieron uno del otro, que parece diseñado para una secuencia del final, pero está dentro de los primeros quince minutos del metraje- y hasta apostar a escenas plagadas de incomodidad, en una paciente deconstrucción de las emociones de los personajes. Gay parece decirnos todo el tiempo que decir adiós toma tiempo, que no es un proceso fácil, y es su puesta en escena concisa, sin grandes alardes formales, la que permite que surjan emociones como resultados de procesos más que de momentos puntuales. Se podrá decir que hay escenas donde los intercambios entre los personajes no terminan de cerrar o que el personaje de Dolores Fonzi no llega a cuajar dentro de la trama con el peso que correspondería, pero esos defectos forman parte de una apuesta donde lo primario es la sensibilidad masculina, la amistad masculina convertida en otro nivel del amor.

Y es la conducción desde detrás de cámara de Gay la que habilita sendas actuaciones convertidas en declaraciones de principios. En primera instancia, de Cámara, quien va cimentando una performance basada en ubicarse en un segundo plano o incluso por fuera del cuadro, con un rostro y una mirada donde se intuyen muchas cosas que después no son dichas. Cámara es un actor discreto, medido, que rehúye la intensidad, que busca siempre el lugar justo para interpelar al espectador desde lo cotidiano.

Y en segundo lugar, la declaración de principios es de claro, Darín. De él se viene diciendo desde hace un rato largo comentarios que van por esta senda: “actúa bien, pero siempre hace de sí mismo”. Daría para preguntar cuántos actores no repiten modismos, gestos y hasta rasgos de personalidad entre un personaje y otro. O señalar que en verdad hay notorias diferencias entre el Darín de Nueve reinas y el de El aura, y que hay distintos matices en los personajes que encarna en El secreto de sus ojos, Carancho o Tesis sobre un homicidio. Pero plantear estos argumentos será en vano mientras no se entienda que la sofisticación en la composición no sólo pasa por el maquillaje, los discursos trascendentes, los gritos fuertes y las “historias reales”: también implica saber manejar niveles y tonalidades emocionales, vinculados con lo humano. A Darín parece difícil por ahora que vayamos a verlo en un biopic, y hasta parece una pequeña broma socarrona verlo en esta película encarnando a un intérprete que protagoniza una versión teatral de Las relaciones peligrosas y que debe ponerse una tonelada de maquillaje para su papel. Darín explora las emociones de los hombres comunes, de los individuos despojados de lo extraordinario y enfrentados más que nada a sus dilemas internos. Truman es posiblemente su labor más abierta y comprometida con lo primario del hombre, con sus miedos, sus deseos, sus frustraciones.

Justo en el año de los fuegos pirotécnicos de El clan, Truman, desde el aporte de sus tres vértices creativos, va para el lado precisamente contrario e hilvana un drama que deja de lado las remarcaciones, los énfasis redundantes, la música fuerte, las gestualidades exageradas, las ambiciones desmedidas, en pos de un cine sutil, moderado, que no pretende ser más de lo que es y que hasta podría decirse que es orgullosamente imperfecto. Un film sobre gente que hace lo que puede con su vida y que constituye su identidad a partir de los pequeños afectos que los rodean, como ese perro gigante que nos hace lagrimear con tan sólo su mirada.
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