Porque el cine es magia y sigue siendo la mejor forma de ver una película, el participar no tiene costo extra, solo tendrán que comprar sus entradas, y a la salida si hay cuorum, vamos a cenar y charlar sobre la película y otros temas. Eso sí, sugiero evitar temas de política, religión y fútbol. Dejo mi mail para consultas y avisos de asistencia: elsa.argentina@gmail.com Saludos !

Viernes 18 de mayo:"Tenemos que hablar de Kevin"...esta vez en el barrio de San Nicolás !

Película propuesta para el próximo dia VIERNES 18/05/2012
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"Tenemos que hablar de Kevin"
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Drama, 110 min.
Cine: PREMIER - HORA FUNCIÓN: 22.10 hs.// Av. Corrientes 1545.
Punto de encuentro a partir de las 21:45 hs. frente a boletería del hall del cine
Esperamos tus comentarios (haz clic en la palabra "comentarios" si no hay ninguno)/// Opinión: BUENA ///

2 comentarios:

  1. Comentario B. Maldivia:El terror está en casa...'Tenemos que hablar de Kevin'. Drama de Lynne Ramsay, ganador en el BFI London Film Festival, que reproduce los hechos extraídos del libro de Lionel Shriver. El Kevin del título es el hijo de los protagonistas, interpretados por Tilda Swinton y John C. Reilly, un niño problemático y difícil desde sus primeros años, que supondrá un desafío para ambos, aunque especialmente para ella, una madre entregada, pero superada, que no será capaz de imaginar hasta dónde puede llegar el mal comportamiento de su hijo.
    El aspecto estético está muy cuidado, dando como resultado una espléndida fotografía y una composición de planos que no puede pasar inadvertida. La constante del color rojo –que comienza en España en una fiesta popular retratada como si se tratase de una masacre– sirve a la realizadora como un leit motiv muy relacionado con todos los temas que aborda la cinta: amor, muerte. La inquietante banda sonora de Jonny Greenwood tiñe de dramatismo escenas en las que no habríamos leído tanto contenido. Algunas de las canciones, por ejemplo la famosa ‘Last Christmas’ de Wham, algunas Country o la alegre ‘Everyday’, de Buddy Holly… están escogidas para contrastar, en lugar de enfatizar, los sentimientos de la película o quizá para servir de alivio durante la contemplación de situaciones demasiado exasperantes.//


    'Tenemos que hablar de Kevin': La maldad puede ser innata...

    La película cuestiona esa inocencia innata que se le presupone a cualquier persona y nos viene a decir que lejos de influencias externas, educación, falta de cariño o comprensión, hay personas que pueden ser malas por naturaleza o, al menos, estar trastornadas desde su nacimiento. La película analiza la negación. Ninguna persona quiere creer que su hijo sea así, nadie acepta que un niño pueda albergar maldad. Este autoengaño se produce en ambos progenitores, pero más aún en el padre, a quien el hijo manipula para que crea que es bueno y que todo son imaginaciones de la madre. El marido no llega a dar crédito a su pareja en ningún momento, ni se pone de su parte. No llega siquiera a cuestionar esa posibilidad, ya que es mucho más cómodo aferrarse lo bonito y lo fácil. Esta falta de comprensión o apoyo en el cónyuge, que apenas se recalca, aunque no pueda obviarse, es uno de los más interesantes estudios de la obra.

    No nos encontramos ante una crítica hacia la paternidad mal desempeñada o hacia las negligencias parentales. No muestra a una madre que dedica el tiempo a su trabajo, cosa que han hecho siempre los padres y que ahora se cuestiona cuando son las mujeres las que compaginan ambas cosas. El personaje de Swinton se entrega por completo a la educación y crianza, dándolo todo, dejándose la piel, la autoestima y el orgullo, para resultar comprensiva y cariñosa. Queda claro que, teniéndolo todo, el niño ha nacido malo. Mientras la película no acusa a la madre, muestra cómo la sociedad sí lo hace. Si de algo tiene culpa Eva es de no haber sido más severa o más drástica o de precisamente no haber dejado la educación en manos de otras personas, más expertas en ese tipo de problemas.

    Al presentar una maldad innata que hasta ahora nunca se había aceptado, ‘Tenemos que hablar de Kevin’, nos recuerda a clásicos del género de miedo, como los que componen la saga de ‘La profecía’, en las que Damien era una encarnación del demonio. No sé si casual o voluntariamente, los niños que ponen rostro a Kevin se dan un aire con el actor que representaba a aquel chaval diabólico. Así, este drama se convierte en una cinta de terror psicológico, que echa manos de recursos del trhiller.//

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  2. Crítica de Suite1: Tilda Swinton vuelve a la pantalla argentina tras la también extraña El amante (ver crítica), película sobre la Italia rica, con tiempos estirados hasta el límite de lo soportable. El trabajo de Swinton, como es habitual, es de una riqueza notable al reconstruir a la sufrida madre. La frialdad que su rostro profesa por naturaleza gana, en Tenemos que hablar de Kevin, de la feliz expectativa por tener un hijo, la agonía de verlo odiarla y el vacío existencial tras el desarrollo de la historia (recordar que el film cuenta el final desde el inicio mismo). John Reilly, en el papel de padre bonachón que su cara reclama a gritos, es el contrapunto perfecto a la pesadilla que la madre vive.//

    Crítica de Clarín: Semilla de maldad...“Tenemos que hablar de Kevin”. Tilda Swinton se luce en este duro filme sobre la relación entre madre e hijo.

    A mitad de camino entre la película de terror y el estudio psicológico de una tensa relación, Tenemos que hablar de Kevin es más bien el retrato de una crisis nerviosa, de la depresión en la que entra una madre luego de que su hijo adolescente comete un acto terrible de insoportables consecuencias.

    En términos narrativos, el tercer filme de la talentosa realizadora escocesa Lynne Ramsay (la excelente Ratcatcher y El viaje de Morvern ) cuenta la difícil relación entre una madre y su hijo desde el embarazo hasta ese momento de quiebre, la incómoda historia de cómo quien parece ser un hijo no deseado se va transformando en una especie de monstruo que parece querer castigarla por traerlo al mundo, por no quererlo lo suficiente o, simplemente, porque es más parecido a lo que ella sería si “la vida” no la hubiese domesticado.

    Pero esa visión literal del filme sería limitada, ya que la historia se presenta como la pesadilla, los pedazos de un espejo roto que Eva, la madre, revisa cuando mira su vida en un estado casi catatónico. Yendo y viniendo en el tiempo, reforzando (acaso demasiado, a partir de recurrentes motivos visuales y auditivos que lanza Ramsay al espectador) la idea de inestabilidad emocional, tal vez todo lo que vemos no sea más que una deformación afiebrada de esa relación.

    Es que más de un espectador podrá preguntarse, viendo el filme, hasta qué punto es posible que nadie se dé cuenta de los problemas de un chico que se niega a ir al baño solo hasta los 8 años, destruye el cuarto y las cosas de su madre, y la tortura con su desprecio, su falta de afecto y su tono burlón y cínico (a su padre, en cambio, lo trata con afecto, pero sólo para molestarla a Eva). Ramsay parece allí apelar a una visión distorsionada. Tanto para la madre como para el hijo, los únicos que existen son ellos, y la película es ese juego de ajedrez vuelto pesadilla.

    Ramsay quiere hablar de demasiadas cosas en el filme y en ese sentido su retrato “social” de cómo Eva (extraordinaria Tilda Swinton, mezcla de tolerancia, desprecio, bronca, miedo y depresión en cada plano) tiene que tolerar las consecuencias de los actos de su hijo a partir de las reacciones de otras personas, la lleva a un territorio algo obvio. Con pintar la relación y la vida familiar queda claro que, en el fondo, el filme es una crítica casi “lynchiana” al sueño americano. Transformar en monstruos a los demás puede ser excesivo, por más que integren en cierto sentido la permanente pesadilla que es su vida.

    Tenemos que hablar de Kevin es una película perturbadora, dura, incómoda. Un filme que cualquier madre (o padre) verá con cierto espanto y terror, pero que en algún lugar se reconocerá en esas sensaciones confusas y ambiguas que se pueden producir en la relación con sus propios hijos, por más que las chances de que salgan como Kevin sean, por suerte, ínfimas.//

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