Porque el cine es magia y sigue siendo la mejor forma de ver una película, el participar no tiene costo extra, solo tendrán que comprar sus entradas, y a la salida si hay cuorum, vamos a cenar y charlar sobre la película y otros temas. Eso sí, sugiero evitar temas de política, religión y fútbol. Dejo mi mail para consultas y avisos de asistencia: elsa.argentina@gmail.com Saludos !

Lunes 20 de Agosto ¡ Feriado con Cine: El Molino y La Cruz...en Belgrano !

Película propuesta para el próximo dia LUNES 20/08/2012
¡ Esperamos tus comentarios !
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"EL MOLINO Y LA CRUZ"
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Drama, 91 min.
CINE: BELGRANO MULTIPLEX (Mendoza y Vuelta de Obligado )
HORA FUNCIÓN: 18,10 hs.
Punto de encuentro: 17,30 hs. EN LA ESQUINA DEL CINE -MENDOZA Y VUELTA DE OBLIGADO-

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5 comentarios:

  1. Crítica por Catalina Dlugi para TN: Esta película es exquisita. Se parte del cuadro de Bruegel el viejo (“El camino del Calvario”) y con trucos digitales utilizados con perfección, con actores que hacen cobrar vida a cada uno de los personajes de la pintura, en un trabajo riguroso de tres años, con un resultado deslumbrante. Es un cuadro en vivo, pero también de una reflexión sobre el arte, y las referencias al momento histórico en Flandes, con la inquisición española atroz contra la reforma protestante. El más sabio de los pintores, con los secretos del cuadro y sus símbolos. No se la pierda.
    Realizado por Lech Majewski, propone al espectador una aventura estética única: toma el cuadro de Bruegel el viejo, “El camino al calvario” y le da vida, se mete en su trama, en el pensamiento y la carnadura del pintor, su intención de reflejar la crueldad del conquistador español en Flandes y su teoría de cómo la pintura puede detener el tiempo y mostrar lo esencial en lo aparentemente oculto. Un resultado deslumbrante para los amantes del arte.

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  2. Crítica en Escribiendo Cine por Emiliano Basile: El relato se sitúa en el año 1564 cuando el pintor flamenco Pieter Bruegel (Rutger Hauer) se encuentra retratando la “pasión de cristo” durante la cruenta ocupación española en Flandes. Como una telaraña de múltiples significados, el director Lech Majewski irá desentramando las historias colaterales que esconden el cuadro y su génesis.

    El molino y la cruz es una obra sencillamente alucinante. Desde la concepción visual del film, estamos viendo un fresco de mediados del 1500. ¿Cómo se logra? Es inexplicable poner en palabras el trabajo de cuatro años de diseño artesanal de los decorados, sus colores, su textura. Es inevitable ver como la pintura de Bruegel cobra vida en el film. Sus personajes, sus conflictos y su geométrica estructura interna, marcan el recorrido de lectura del cuadro en la película.

    Con un trabajo excepcional, Majewski se permite jugar con la figura del artista, poniendo así en crisis la contemplación del arte en todas sus dimensiones. Como espectadores estamos viendo el cuadro de Bruegel pero también lo vemos al mismo Bruegel, presente en el espacio del film, pensando, construyendo simétricamente su monumental obra. Su observación de la tela de araña –con la araña en el centro- será clave para esbozar la compleja arquitectura de su pintura. Y él, como la araña misma, irá tejiendo sus lazos.

    Lo que aún más vislumbra del film, es ver a Majewski, artista hablando del artista, mostrando al pintor tejiendo su obra, estando el propio Majewski detrás de la otra obra llamada El molino y la cruz, tejiendo sus propios lazos y códigos de lectura en el film, imponiendo un modo de ver, de contemplar el arte.

    Pero lo mejor de la película es el juego entre pintura y cine que realiza. En un mismo plano, podemos ver a los actores interpretando sus roles sobre un fondo visualmente pintado pero en movimiento. En un primer plano la acción, en un segundo la pintura de contexto. Una pintura viva que entra y sale constantemente del plano de la acción. Se recuesta sobre el fondo pero invade la pantalla incluso llega a traspasarla continuamente.

    Un juego exquisito, visualmente atrapante e intelectualmente extraordinario. En definitiva, una obra de arte en todos los sentidos.

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  3. Crítica en QueCineMirar: “El molino y la cruz” es un film complejo y enroscado, como la telaraña que el propio Brueghel (Rutger Hauer) usa como analogía para empezar a explicar su obra “El camino del calvario”. Se trata de una película que ofrece un despliegue visual alucinante y varias capas de lectura, a la vez que exige un espectador concentrado, paciente y dispuesto a la contemplación estética y a la reflexión metafísica, antropológica y filosófica. Parece exigir demasiado, pero esto le asegura cero imparcialidad: habrá quienes la abandonen a los pocos minutos y habrá otros para quienes la recompensa resulte sumamente gratificante.

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  4. Bella película, quizá algo lenta como la obra de un pintor exquisito, pero con excelente fotografía, y de unos colores increíbles, muy recomendable.
    Muchas gracias a Marité, Maribé, Marta, Julio y Gastón por acompañarme al cine, también a SilviaYoc, Adolfo y Enrique que se sumaron en la cena. Todo de diez, hasta el próximo domingo !

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  5. Crítica en Cinerama por Aníbal Perotti:
    La adaptación cinematográfica de una pintura es, sin dudas, un proyecto audaz y ambicioso. El Molino y la Cruz es un ejercicio de estética apasionante fundado en los vínculos y las divergencias entre el cuadro y la pantalla que, sin embargo, nunca llega a conmover. Lech Majewski se concentra en la mirada de Bruegel y en las obsesiones sociales y realistas que se van a plasmar en El camino al calvario, el cuadro en cuestión. Desde el primer plano de la película, la cámara avanza lentamente y en silencio por un decorado poblado de modelos vivos que permanecen inmóviles esperando ofrecer sus colores al pincel del maestro. El director polaco no utiliza la cronología ni la narración de la vida del pintor, se basa más en las sensaciones e interpretaciones que en la palabra o el sentido directo.

    La misteriosa dualidad entre lo visible y lo oculto, que parece animar el proyecto, se desvanece en las escenas que muestran al pintor en acción, subrayadas con una voz en off descriptiva y pedagógica. Majewski intenta reconstruir el universo del artista, reflejar su precisión estética y su profunda sujeción en lo real. La época que toma vida detrás del cuadro está signada por la pobreza y el dolor. La película se detiene en la tensión evidente de cada retrato, en escenas de una violencia casi insoportable, como cuando los soldados españoles de la Inquisición atacan a los campesinos indefensos o en los festejos previos a una ejecución. Lo que está en juego a nivel narrativo es intrascendente, la falta de conexión entre las distintas secuencias y la incapacidad del director para otorgarles un poco de aire terminan de hundir a la película. Como si estuviese modelando un barco con fósforos, la cámara construye plano a plano, cuidando el mínimo detalle pero sin emoción, la imagen minuciosa del cuadro. Una multiplicación de esfuerzos inútiles que asemeja a Lech Majewski con el héroe de Borges.

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